Domingo, 16 de Junio de 2024
Los barcos de fuego
Cuando el solsticio de verano asoma por un horizonte cada vez más cierto, es tiempo de balance y equilibrio, de celebración o enmienda, de purga y purificación. Es momento de entregar al fuego la energía negativa y de brindar al sol por lo que está por venir. Admirar la vista, desde la cima, hasta donde el cielo y la tierra se funden. Y echar un vistazo atrás para apreciar la dureza de las escarpadas rampas de un terreno agreste, hostil, que se difumina entre el polvo, y recordar cuando las piernas no respondían. Y las tormentas y las noches, y la gélida sensación de soledad. A menudo el mérito es, sencillamente, aceptar el calor de la luz del faro como guía y aprender, humildemente, a navegar por las aguas de la vida con el viento que sople, el que toca.