Leticia Pérez /ICAL - Alumnos del CEIP Cuadrado Lomas de La Cistérniga (Valladolid) realizan una videollamada con niños de un colegio de Kenia, fundado por la ONG Idea Libre
Viernes, 7 de Noviembre de 2025
El futuro pasa por la educación
Un niño de color de cuatro años aparece en la pizarra digital, desnutrido, con unos harapos que cubren su pequeño cuerpo, descalzo y una mirada triste en un pequeño pueblo de Kenia, que denota que vive en una situación de extrema pobreza. ¿Qué es lo que habrías hecho para ayudarlo?, preguntan y un numeroso grupo de niños de un colegio del primer mundo responde “darle dinero, ropa, juguetes, ir al mercado para comprarle comida, bañarlo, proporcionarle un techo o adoptarlo”. Entonces, surge otra cuestión: ¿Habéis preguntado lo que necesita?. “Tal vez necesite otras cosas que le duren toda la vida y le ayude a ser libre y conseguir sus derechos. Un colegio, por ejemplo”, añade la misma voz.
Esta conversación fue la que mantuvo hoy una de las fundadoras de la ONG Idea Libre, la cooperante Sandra Blázquez, con los alumnos del Colegio Félix Cuadrado Lomas de La Cistérniga (Valladolid) con motivo de una visita para dar a conocer la labor que lleva a cabo la entidad en Chumvi, un pequeño pueblo de Kenia. El niño de la imagen es Eyoya, que ahora tiene 15 años, con muy buen aspecto, vestido con el uniforme del colegio y luciendo una sonrisa. Entre una y otra foto, han pasado once años pero, sobre todo, un milagro gracias a la ONG que en poco más de una década ha logrado montar seis clases de Primaria, tres de Secundaria, dos de Infantil y una de bebé para 374 niños, además de contar con un comedor para alimentarlos, una consulta médica y dos casas donde viven 30 menores internos.
Unos 150 alumnos de Tercero, Cuarto, Quinto y Sexto de Primaria del Cuadrado Lomas conocieron esta mañana, a través de una videollamada, a Eyoya. En concreto, Martina y Naia, dos niñas de Quinto, le preguntaron en inglés qué tal estaba y si se encontraba bien pero además Anita, una niña que quiere ser actriz, les mostró la casa donde viven en el complejo. Les mostró orgullosa el zapatero -donde guardan sus zapatillas y sus zapatos, todo un lujo-, las camas, los armarios y los baños.
Un verdadero hogar que nada tiene que ver con la casa que Eyoya enseñó a Sandra la primera vez que viajó a Kenia, una choza de barro y paja, donde vivían diez personas -su tía y nueve primos-, que dormían en el suelo, sin electricidad ni agua, por que el pozo más cercano estaba a 40 minutos a pie. La falta de recursos económicos le obligaba a comer una vez cada dos días. Tampoco iba al colegio por que ayudaba a su familia a hacer carbón vegetal para intentar venderlo y poder subsistir.
También, en la videollamada aparece Lucinda, uno de los “últimos fichajes” del centro, a la que las cofundadoras de Idea Libre -María Fábegras y Sandra Blázquez- conocieron en febrero cuando tenía dos años y medio y pesaba seis kilos por su desnutrición y padecer tuberculosis y raquitismo. Tras su ingreso en un hospital, donde fue curada, entró a vivir en en el colegio de la ONG para asegurar que comiera todos los días. Allí, está con su madre para no separarlas y ha mejorado su estado de salud, hasta el punto que ya pesa diez kilos. Comparten techo con otra treintena de niños que no tienen padres, en extrema pobreza o con discapacidad.
Sandra explica a Ical la importancia de trabajar con los niños como Eyoya, Anita y Lucinda por que son el futuro. “La generación de padres y madres es gente muy complicada, sin educación, muy deprimida y sin esperanza. Muchas mujeres tienen seis o siete hijos, fruto de violaciones. Se emborrachan para evadirse y, luego llegan los malos tratos a sus hijos. En el colegio, les enseñamos conocimientos y educación pero en casa ven todo lo contrario”, lamenta. De ahí que reitere que el “cambio real” de esa sociedad está en los niños. “Algún día serán padres y tendrán un comportamiento diferente con sus hijos”, asevera.
De momento, van por buen camino por que, a partir de enero, 30 chicos y chicas de entre 16 y 18 años, comenzarán el Bachillerato. Eso les obligará al salir del colegio de la ONG pero hay un compromiso para pagarles el internado en otros centros. “Serán los primeros que se vayan del centro. Es un orgullo para nosotras y todo el personal del colegio, que ha logrado uno de los mejores niveles de Kenia, saber que darán un nuevo paso en su educación”, confiesa Sandra.
Saldrán 30 pero entrarán otros tantos para el nuevo curso, después de haber estudiado, en profundidad, cada caso por que cada año reciben cientos de peticiones de familias para escolarizar a sus hijos. “Es de las cosas más difíciles de nuestro trabajo por que hay que dejar fuera a muchos niños”, asegura.
La visita de Sandra al colegio de La Cistérniga se debió a que la recaudación de la carrera a favor de la paz, que celebrará este año el centro, irá destinada, de manera íntegra a Idea Libre para financiar sus proyectos en Kenia. “Conocimos esta ONG gracias a una compañera profesora, que es socia de la entidad, y decidimos que era positivo colaborar con ella y que nuestros alumnos conocieran su trabajo en el país africano”, apunta a la Agencia Ical la directora del CEIP Félix Cuadrado Lomas, Inmaculada Fernández. A su juicio, es fundamental que los niños sepan la realidad de otros países y que aprendan a que lo importante no es tanto darles comida, ropa o juguetes sino algo que les sirva para tener un futuro mejor como la educación.
400 comidas al día y 70 trabajadores
La ONG visita cada año unos 15 colegios de toda España – “allí donde nos llaman por que necesitamos mucho dinero”, apunta Sandra. El proyecto en Chumvi ha crecido tanto que cada año requiere un presupuesto de 550.000 euros, para el mantenimiento de toda la infraestructura, dar 400 platos de comida al día y el pago de las nóminas de los 70 trabajadores, entre profesores, médicos, psicólogos, trabajadores sociales, cocineros y conductores, ya que el centro cuenta con un autobús y un coche grande para recoger a los niños con discapacidad. Sandra cree que, de esta manera, se logra un desarrollo real, con la contratación de personal de allí, en lugar de los voluntarios.
Una forma de trabajo que requiere mucho esfuerzo ya que no tiene intermediarios y todo el dinero que recaudan va directamente al centro. Antes, Sandra y María pasaban un mes en Kenia y tres meses en España. Ahora, sobre todo, desde que Sandra ha sido madre acude menos de lo que desearía y con estancias más cortas. Pese a ello, cada una viaja tres veces al año para supervisar el proyecto y comprobar que los fondos se utilizan correctamente. Además, hay una supervisión diaria con el personal del centro, con llamadas y videollamadas, sobre todo cuando hay conflictos, agresiones o problemas.
Concierto solidario
“La ONG no tiene subvenciones públicas. Todo es privado, gracias a las cuotas mensuales de los 1.500 socios y las aportaciones de empresas y colegios”, expone la joven vallisoletana. Ella y su amiga del alma María no paran de moverse. Dos socios de la organización han organizado el 22 de noviembre un concierto solidario para recaudar fondos para Idea Libre, a cargo de la Banda Sinfónica de Arroyo, que tendrá lugar en el Colegio San Agustín de Valladolid.
Durante la videollamada, Sandra recuerda a sus 30 niños de Chumvi -los que viven allí por que ahora hay vacaciones escolares en Kenia, ya que el curso va de enero a octubre- que los alumnos del colegio de La Cistérniga correrán para que puedan estudiar y comprar comida, medicamentos y ropa. Tras colgar, reconoce a Ical que hace 11 años hicieron el experimento de comprar dos pizarras y contratar a dos profesores para comenzar a dar clases a los niños bajo los árboles. Y es que reitera que “la educación es lo que nos hace libres por que sin ella no hay nada”.



